diciembre 04, 2008

Lo Erótico como Poder - 1ra. Parte



Por Audre Lorde

Lo erótico es un recurso dentro de cada una de nosotras que descansa en un nivel profundamente femenino y espiritual, firmemente enraizado en el poder de sentimientos no expresados o no reconocidos. Para perpetuarse, toda opresión debe corromper o distorsionar las fuentes de poder, en el interior de la cultura del oprimido, que puedan proporcionar energía para el cambio. Para nosotras, esto ha significado una supresión de lo erótico como fuente de poder y conocimiento en el interior de nuestras vidas.

Se nos ha enseñado a desconfiar de este recurso, que ha sido envilecido y devaluado en la sociedad occidental. Por un lado, lo superficialmente erótico ha sido difundido como signo de inferioridad femenina; por otro, a las mujeres se les ha hecho sufrir y sentirse despreciables y sospechosas en virtud de la experiencia de lo erótico. De ahí hay sólo un paso a la falsa creencia de que solamente por la supresión de lo erótico dentro de nuestras vidas y de nuestras conciencias las mujeres podemos ser realmente fuertes. Como mujeres, hemos llegado a desconfiar de ese poder que surge de nuestro más profundo e irracional conocimiento. Pero lo erótico ofrece un pozo de fuerza para la mujer que no teme su revelación.

La pornografía es la negación de lo erótico

A menudo se le ha dado un nombre equivocado a lo erótico y se lo ha usado contra la mujer. Por esta razón, muchas veces nos hemos alejado de la exploración y consideración de lo erótico como fuente de poder y conocimiento, confundiéndolo con su opuesto, la pornografía. Pero la pornografía es la negación directa de lo erótico, porque representa la supresión de los verdaderos sentimientos. La pornografía enfatiza la sensación sin sentimientos.

Al equiparar pornografía con erotismo, dos usos diametralmente opuestos de lo sexual, se ha intentado también separar lo espiritual de lo erótico, reduciendo lo espiritual a un mundo de afectos desabridos, un mundo ascético en el que se aspira a no sentir nada. Esta reducción de lo espiritual a lo ascético dista mucho de corresponder a la realidad.

Lo erótico es un lugar ubicado entre los comienzos de nuestro sentido de 'yo' y el caos de nuestros sentimientos más fuertes. Es un sentido interno de satisfacción al que, una vez que lo hemos experimentado, sabemos que podemos aspirar. Porque habiendo experimentado la totalidad de esta profundidad de sentimientos y reconocido su poder, por un sentido de auto-respeto, no podemos exigir menos de nosotras mismas.

El valor erótico de nuestro trabajo

La meta de cada cosa que hacemos es hacer la vida de nuestros niños y niñas lo más rica posible. Si celebro lo erótico en todos mis esfuerzos, mi trabajo se convierte en una decisión consciente -en una deseada cama a la que voy con gratitud y de la que me levanto con más poder. Por supuesto, las mujeres con tal poder son peligrosas. De ahí que se nos enseñe a separar lo erótico de todas las áreas más vitales de nuestras vidas que no sean el sexo. Y falta de preocupación por la raíz erótica de nuestro quehacer se manifiesta en la falta de ánimo en mucho de lo que hacemos. Por ejemplo, ¿cuán a menudo realmente amamos nuestro trabajo?

El principal horror de cualquier sistema que define lo bueno en términos de ganancias, en lugar de hacerlo en términos de las necesidades, excluyendo sus componentes emocionales y psíquicos-, el horror principal de tal sistema es que priva a nuestro trabajo de su valor erótico, de su poder erótico, de su íntima relación con la vida y la plenitud. Como mujeres, necesitamos examinar las formas en que nuestro mundo puede ser verdaderamente diferente. Me refiero a la necesidad de reevaluar la calidad de todos los aspectos de nuestras vidas y de nuestros trabajos.

La conexión erótica

La palabra erótico viene de la expresión griega eros, que alude a la personificación del amor en todos sus aspectos. Eros, nacido del dios Caos, representa el poder creativo y la armonía. Cuando hablo de lo erótico, entonces, hablo de una afirmación de la fuerza de vida de las mujeres, de aquella poderosa energía creativa cuyo conocimiento y uso estamos reclamando en nuestro lenguaje, en nuestra historia, en nuestros bailes, en nuestros amores, en nuestros trabajos, en nuestras vidas.

Para mí, lo erótico actúa de varias maneras y la primera es proporcionando el poder que proviene de la experiencia de compartir profundamente cualquier actividad con otra persona. El compartir el goce, ya sea físico, emocional, espiritual o intelectual, crea un puente entre las personas que puede ser la base para entender mejor aquello que no se comparte y disminuir el sentimiento de amenaza que provocan las diferencias.

Otra forma importante en que actúa la conexión erótica es reforzando, de manera abierta y audaz, mi capacidad de goce. De la misma manera en que mi cuerpo se abre a la música, respondiendo a ella, y escucha con atención sus más profundos ritmos, así también todo lo que siento puede abrirse a una experiencia eróticamente plena, sea ésta bailar, construir un estante, escribir un poema, examinar una idea. Esta auto-conexión es una medida del goce de saberme capaz de sentir, un recordatorio de mi capacidad de sentir. Y ese profundo e irremplazable conocimiento de mi capacidad de goce exige que viva toda mi vida en el conocimiento de que tal satisfacción es posible y no necesita llamarse matrimonio ni dios ni vida eterna.

Esta es una de las razones por las cuales lo erótico es tan temido y tan a menudo relegado solamente a la cama, cuando se llega a reconocer. Porque una vez que empezamos a sentir profundamente todos los aspectos de nuestras vidas, empezamos a exigir de nosotras mismas, y de todas las actividades de nuestras vidas, que estén de acuerdo con ese goce del que estamos conscientes de ser capaces. Nuestro conocimiento erótico nos da poder, se convierte en un lente a través del cual miramos todos los aspectos de nuestra existencia, obligándonos a evaluarla honestamente en términos de su relativo sentido en nuestras vidas. Esta es una gran responsabilidad que, proyectada desde nuestro interior, nos compromete a no establecernos en lo conveniente, en lo falso, lo esperado convencionalmente, lo meramente seguro.

(.... continuará)

Imagen:

Anikout

3 dijeron algo al respecto:

Mr. J dijo...

Personalmente prefiero lo Erótico a lo Pornográfico.
El primero es agradable, sano y natural, pero el segundo es insano, perverso y morboso.
Pero no voy de Santo por la vida...ambos los he disfrutado. Un saludo.

Albanella dijo...

Lo mismo digo.. pero la seducción fácil de los sentidos a veces te come.

Mr. J dijo...

si, "pero tengo a la razón que enfría esa desbocada pasión"...jejeje.

Soy un Empirista y solo he explorado esas facetas para poder conocerme a mi mismo. Es difícil racionalizar la Pornografía uno corre el riesgo de hacer de eso una debilidad del alma.