mayo 12, 2009

Diferencias conceptuales


Miro y observo. Miro cómo te limpias las ropas y las manos, la alfombra y el escritorio, de sangre y tinta para impresión; cómo ordenas los papeles y botas los que quedaron manchados; cómo jalas el cuerpo desde el centro del cuarto hasta la silla detrás de la mesita, a un lado de la computadora. Observo cómo te deshaces del arma homicida, sólo lo limpias con alcohol y detergente, lo vuelves a poner con los demás cuchillos y asunto arreglado.


Oigo y escucho. Oigo tu voz, al celular, diciendo dónde estás para que vengan por ti; maldices muchas veces a tu interlocutor, le explicas varias veces la dirección. Escucho cómo planeas que harás para recuperar todo el dinero que te estafó el muerto, cómo llamarás y qué dirás a la policía y si por alguna razón encuentran algún indicio de que fuiste tú el asesino, cómo declararás que fue por venganza.


Estar y ser. Estoy en la escena del crimen, dónde asesinaron a un magnate, hombre de negocios, dueño del mundo y soy un simple adorno, encima de su escritorio. Ojalá alguien, alguna vez, se interesara por lo que nosotros tenemos para decir. Bueno, lo olvidaba, no podemos hablar. Ni modo.

Imagen:

Calado - Diego Romano

3 dijeron algo al respecto:

Camille Stein dijo...

cuántos adornos habrán sido testigos de asesinatos... y si hablaran, cuántos habrían sido resueltos

me ha encantado tu escrito

un beso

Albanella dijo...

Camille!! Vos sigues siendo uno de mis pocos fieles visibles..

Recién me doy cuenta que estoy en mi época de asesinatos.. y tienes mucha razón, no le prestan importancia a quienes deberían..

Saludos!!

Luna dijo...

uy que buen final, albanella esos finales sorpresivos estan increibles
=)