mayo 18, 2009

Poemario: Noches de Cuerpos sin Nombre en acción..

Estas son algunas de las fotos de la elaboración de mis Noches..
Gracias a un equipo creativo de inestimable valor...



:)

mayo 12, 2009

Diferencias conceptuales


Miro y observo. Miro cómo te limpias las ropas y las manos, la alfombra y el escritorio, de sangre y tinta para impresión; cómo ordenas los papeles y botas los que quedaron manchados; cómo jalas el cuerpo desde el centro del cuarto hasta la silla detrás de la mesita, a un lado de la computadora. Observo cómo te deshaces del arma homicida, sólo lo limpias con alcohol y detergente, lo vuelves a poner con los demás cuchillos y asunto arreglado.


Oigo y escucho. Oigo tu voz, al celular, diciendo dónde estás para que vengan por ti; maldices muchas veces a tu interlocutor, le explicas varias veces la dirección. Escucho cómo planeas que harás para recuperar todo el dinero que te estafó el muerto, cómo llamarás y qué dirás a la policía y si por alguna razón encuentran algún indicio de que fuiste tú el asesino, cómo declararás que fue por venganza.


Estar y ser. Estoy en la escena del crimen, dónde asesinaron a un magnate, hombre de negocios, dueño del mundo y soy un simple adorno, encima de su escritorio. Ojalá alguien, alguna vez, se interesara por lo que nosotros tenemos para decir. Bueno, lo olvidaba, no podemos hablar. Ni modo.

Imagen:

Calado - Diego Romano

mayo 05, 2009

Las Llamadas

Estos días ando de una oreja con todo.. pero no dejo este espacio olvidado... iré colgando algunos cuentos, hasta que tenga el tiempo de sentarme y relatarles sobre los acontecimientos recientes :)




El asesinato había ocurrido en la casa de la señora. Su cuerpo estaba tirado en la sala, envuelto en joyas y con sus mejores ropas, pero sin una sola gota de sangre que lo ensuciara.

Nadie en la casa sabía que pasó. Los detectives interrogaron a todo el personal de limpieza, que era el único que pudo oír o ser testigo del crimen. Informaron que la señora vivía sola, no tenía empleada que viviera ahí ni hijos. Ellos venían una vez por semana a poner la casa impecable y era justo ese día; pero nadie había visto nada.

Los detectives tampoco lograron extraer datos del testimonio de los vecinos. Estos no habían escuchado nada en toda la noche y buena parte de ellos, ni siquiera conocía a la señora. Su casa estaba aislada del barrio, envuelta en matorrales muy altos y árboles frondosos, en la mitad de un extenso jardín y rodeada de muros muy altos.

Del mismo modo, no había nadie de quién se haya tenido noticia que haya visitado a la señora. No era sociable ni le gustaba que vaya su familia a verla. Ella siempre decía que para eso tenía pies, que iba a verlos cuando ella tenía ganas, nadie podía ir a verla y que ella les abra la puerta.

El cuerpo fue encontrado en la mitad de la sala, con el teléfono en la mano. Revisando las listas de llamadas, los detectives encontraron que había varias realizadas de las casas de los vecinos y eran de segundos. Los interrogaron sobre esta nueva información y ellos no sabían que había ocurrido. El equipo policiaco investigó la hora específica de las llamadas y estas coincidían con la hora de la muerte. Además se investigó acerca de las rutinas que tuvieron esos días todos los vecinos.

Sus hijos estaban de vacaciones, tenían la mayoría aproximadamente la misma edad y se juntaban en casa del mayor del grupo a jugar. Los detectives cruzaron la información de estas reuniones con la hora de la muerte y las llamadas de segundos. Salió a relucir que coincidían.

Se llevaron a los niños para interrogarlos. Después de dos horas de preguntas, sin haber sacado ningún dato coherente o de ayuda para resolver el caso, los niños comenzaron a mostrarse asustados y a llorar. Sin embargo, uno de ellos dijo que él hablaría.

Dijo que la señora les daba miedo, metida en su casa oscura, sin salir para nada y sin que nadie la visite. Cuando se acercaban a su puerta, después de saltar el muro de la entrada, a ella le encantaba asustarlos con los animales disecados que tenía de adorno. Así que ellos decidieron que ya bastaba el susto y desde hacía días que la llamaban y con voz tenebrosa la asustaban de la misma forma que ella hacía con ellos.

Hubo un día que se les ocurrió llevar a un niño que hacía unos ruidos muy parecidos a un perro enojado. Como en la casa donde estaban no había nadie, podían gritar cuanto quisieran y lograron imitar a la perfección a un grupo de perros hambrientos acercándose a la señora. Ella no sabría diferenciar si los perros estaban delante de ella o al final del cable del teléfono. Lo único que les salió mal de la broma fue que ella no gritó.